Una pardela en MADRID

                                       El leve surco de tu mirada Sosiego de mis días El leve surco de tu mirada Subyuga mi alma Derrumba mis utopías  El leve surco de tu mirada Me eleva en barcos sin anclas En viajes lejanos con naves arcanas El leve surco de tu mirada Me lleva en la bruma, misteriosa ondina El leve surco de tu mirada Me lleva y me trae con las antiguas galernas Furiosos los mares, furiosas las almas El leve surco de tu mirada De ensueños me trae, antiguas leyendas El leve surco de tu mirada ... Recuerdos trae de tu alma Vivo mi sueño en el leve surco de tu mirada…

A Tazacorte…. Sigo necesitando el tiempo de olas en espumosos encuentros La arena negra de todos mis sentimientos El calor de una piedra moldeada por todos los vientos La dulce brisa que baja y estremece mis cimientos Sigo añorando cada minuto en las frescas plazas Los momentos de tertulia bajo tus dulces alas Tus calles pequeñas, tus mantos de color, tus bellezas Tu paisaje puro y tus esencias Sigo sintiendo lo mismo, en lejanía imperfecta Siento que soy un hijo distante, obligado por la vida revuelta Me muero en tu esencia Añoro tu presencia Porque cada segundo sin ti, cada momento es para mi una condena Condena que me rompe, condena que me ata. Me muero en la pena que me aleja y me desbarata Las lágrimas  se sienten como un cuchillo en el alma El tiempo en que espero volver a verte con la ventana del alma…       Juan Salvador Pérez Hernández 

Me amenazo tu piel, el olor de tus besos Sacudí de mi cabeza todas mis angustias imposibles Mis malos recuerdos se rindieron en tus ojos Y en tu mirada alcance mis recuerdos de niño Busque en tu boca un oasis de sentidos Encontré en tu cuerpo el sentido de lo bello Podría construir un mundo de palabras… Podría derribar todas las fortalezas… Agotaría las reservas de la vida en cada minuto contigo Me amenazo tu piel, el olor de tus besos  Rendiría toda mi vida por los minutos perdidos Por las horas imposibles y baldías Los momentos que no alcance a comprender  Los años que no viví intensamente  La belleza y sutileza de tu corazón La angustiosa necesidad de un poeta dormido En mi mirada de niño tímido encontré el sentido  De un oasis perdido De un momento más contigo. Agotando todos mis sentidos Esclavizado de amor…amenazado en tus besos

A veces…solo a veces La arena se escurre entre las manos, a veces…solo a veces Los mares se hacen fuego La vida es un letargo de silencios A veces…solo a veces, nos rendimos  Partimos en silencio dejando una leve huella Dejamos el eterno silencio de un éter descifrable  A veces…solo a veces y sin más decimos adiós Solo nos queda reconfortar nuestro ser  Y hacernos uno con la madre naturaleza. Más allá de ideas, más allá de  anhelos… Nos espera el incierto desconcierto de volver a la tierra De volver a la senda primigenia de donde todos partimos  A donde todos volvemos….a veces…solo a veces  Fluimos en el espeso tedio del respirar eterno  Liberados de nuestro peso, sin maletas y desnudos  Volvemos a veces…solo a veces