Una pardela en MADRID

Hospital Las luces se van apagando La hilera de neones blancos Procesión de luciérnagas amarillas Insistente tintineo de luces que van jugando El ánima se sobrecoge entre silencio Poco a poco todo se vuelve plácido  Con un olor entre amargo y ácido  Todo se forma en la conciencia La boca que traga todas las almas Las miradas agachadas y taciturnas Un rumor donde se saltan murallas Ropa limpia, horas de espera, palabras oportunas La vida que se escapa, la que sobrevive, la que llega La eterna espera en una esfera sin colores Los vasos con agua, las flores  Una tarde sin tregua, una noche en vela Los vacíos lloros nunca asumidos Donde manda el miedo y los quejidos  Donde se nace y se muere Donde los vuelos del alma, se hacen horas  En segundos consumidos  Cuando el tiempo te acusa de aquello que no has requerido Lo que no buscaste se vuelve en tu contra En sincronías de música triste ...

    Después de todas las dudas   Después de todas las dudas Me deje llevar por los sentimientos Forcé mi corazón  Me quede sin alientos Indague en todas partes  Busque una respuesta Estaba abierta mi alma Con una herida de años Una guerra perdida Una lágrima desperdiciada en mi cara Un desgarrado sentimiento de culpa Más allá de forma y sentido Me encontré con tu mirada Versos de poeta loco Versos de poeta en armas Versos borrachos de envidia Alma como pájaro que vuela  Más allá de todas las mañanas  Más allá de noches de desidia  Versos de poeta inquieto Versos hechos en el alma de aquel que nunca supo decir lo que lloraba Después de todas las dudas siempre se vacía el alma…

No puedo olvidar el olor a badana El fresco platanar tras la ventana La tierra mojada después de cada regada No puedo olvidar la bóveda de estrellas plagada No olvido donde la gente es amable  La brisa soportable  El mar de los sueños  El mar que no tiene dueños  No olvido el lugar donde los niños no lloran Las aventuras que me imaginaban  Las leyendas de un monje y una ballena  Cuando en los días buenos miraba por si se veía la tierra lejana  No olvido la eterna faena del mar y la tierra Las flores en la ventana  La tormenta lejana Las casas de colores  Los dulces olores  Los sueños con piratas y bucaneros  Las nubes rojas de sangre de misioneros  No olvido, pero a veces me pierdo en un sueño El sueño entre lo justo y lo oportuno El leve roce de la brisa que se agarra al corazón como un puño