Una pardela en MADRID

Se necesita un abrazo desgarrado. Una caricia de aire fresco. Ilusiones con una mañana limpia. Necesitamos saciar la curiosidad inmoral de una necesidad súbita. Abrir abismos en el alma. Sondear en equilibrio la soledad. Juzgar nuestras caídas solo lo necesario. Levantarnos y seguir a lomos de la inconsciencia. Poemas, música…belleza. Nubes y luz, necesitamos. Mar…tierras y estrellas. Locos, dementes…delincuentes. NECESITAMOS…codicia altiva e insonora. Poner cada día un nombre a una estela. Besar, odiar…rezar. Imprudencias e impotencias. Necesitamos…

NO SOY POETA… No soy poeta, solo invento canciones. Dibujo despojos de corazones. A veces solo emociones. No soy poeta, no. Solo busco con la palabra hacer una paleta de color imaginario Compro amaneceres… Busco belleza circunspecta. No soy poeta, no. Me baño en expresión imperfecta. En la lágrima huidiza de una niña. Soñador en la calima. De inexpresivo sentido. No soy poeta, no. Versos dormidos en rutina. Pasión, amor...el infierno correcto. No soy poeta, no. Hago nudos de la sinrazón. Dormidas, escondidas y desnudas rimas. No soy poeta, no. Dibujo con mi mano el dictado cardiológico Vendo atardeceres. Hago en Noviembre primavera. Y en invierno, dibujo un nombre en cualquier estrella No soy poeta, no. Soy un pobre soñador ilógico. No…piso cualquier huella. ¡SOY POETA!

Poco a poco se levanta el silencio Despierta el ruido, el silencio profundo, insoportable  Iracundo silencio, mal amante  Silencio ancestral de almas, de bocas suplicantes… Más allá de la oscuridad te temo, silencio Odio tus ojos inexpresivos, tu tintineante brillo El crepitar de tus ojos muertos  Insoportable me juzgas  Me acusas, me preguntas  No soporto la cefalea insoportable de tu llanto ¡Silencio! ¡Silencio! No me preguntes, no me busques Aunque este hecho de silencios  Aunque te confunda con el tedio  No soy silencio… Soy palabra, palabra de ruidos en intolerables silencios. No me rindo...no me rindo… ¡silencio!

Fluctuaba una sonrisa tras una lágrima, que ufana y certera bajaba por tu mejilla. Jugaba en tu último rizo una gota de agua. Sencilla, cristalina y bendita agua. Esperando besos a media tarde Esperando una nueva luna. Cuando todo se desvela. Luz metálica tras fondo oscuro, hermosa luna  Petulante flor que me interroga cada mañana Sigo esperando el compás triste de una ola en un mar nacarado Sigo fluctuando dentro de una lágrima en tu mejilla Petulante flor matutina...

Somos granos de trigo esparcidos por los vientos. Frágiles huesos encarnados. Materia hecha en lágrimas. Árida presencia rodeada de esencias Desamores insalobres, somos. Capacidad y belleza.  Sobria sutileza. Somos, huella sonora. Voz canora.  Vista borrosa. Almas quebradas.  Aroma de flor. Victimas del amor. Sentidos, materia…honor. Alegría, tristeza y pasión. Frágiles seres en un minúsculo botón.

Donde los poetas buscan inspiración   Los ríos se transforman en lagos de sal  Hieren las palabras Allí donde mora el desencanto La vida se ve a través de un tragaluz Y el color adquiere cualquier matiz Todo se transforma en metáfora Rompe la risa el silencio Miro a los ojos…ojos eternos  Etéreas miradas En cada gesto la vida se esfuerza Y las manos quebradas agrietan el aliento Donde aún queda la magia Allí, cuando me convierta en partícula de aire Existiré en los sueños de los locos  En los aullidos de los lobos Y en cada ínfimo germen de vida  Me convertiré en deseo  Y cerrando los ojos…pernoctaré en un beso.

Hirientes son las huellas desnudas  en la arena. Pisada invisible como sombra en la noche. Hiriente el desafecto de  un alma. Embriaga el aroma una palabra latente. ¡Calma hiriente! ¡Calma sangrante! ¡Calma desdibujada! Huella  borrada por una ola. Viejos poemas inacabados. Fragmentos de canciones jamás escuchadas. Solo nos queda la calma. Calma tras la tormenta.  Tormenta vital y arriesgada. Leve vaivén que comprime las entrañas. Solo calma…calma en el alma.