Una pardela en MADRID

TE ESPERO… Te espero en la palabra, incierta y bella. En la boca que taladra. En el sueño que esconde una estrella. Te espero en el profundo sueño, en el dulce anhelo. En la paz de nuestro cielo. En la belleza de lo pequeño. Buscare en las calles, en los profundos valles. En la vida. En las heridas. En cada partida. En las despedidas. A tu lado renaceré. De mis lodos surgiré. En el tiempo de los días que lloran. En primavera cuando los besos afloran. En los sueños infantes. En las bocas decrepitas que compran amor. Te esperare en un infierno sin calor. En la crueldad de los infames. Te espero en el amor de los ascetas. En las mañanas que no amanece. O en tardes eternas que no anochece. Allí estaré en la paz de las flores muertas. Esperare en los poemas. En las canciones. En los dilemas, en las inútiles decisiones. Esperare en cada gramo de aire que respiras cuando despiertas. En la nebulosa blanca de los recuerdos cuando sueñas. Esperare… ...

PIEL SECA… Se me secó la piel bajo un sol dormido, la verdad dormía bajo tu pelo. En cada gesto meditado y escondido esperaba tu beso de caramelo. Solamente la música hacía ti me arrastraba. Busqué palabras que nunca fueron soñadas. Mientras tu verso perfecto en mí se incubaba. Se me secó la piel tras las ventanas cerradas. La pasión se durmió una noche de invierno. Nunca pensé en hacer de la nada un Infierno. Sabía que todo cambiaría, no vendrían los besos, ni las flores, ni los amaneceres…solo un pequeño abismo. Porque se me seco la piel una noche de invierno, un invierno cualquiera. Bajo un sol dormido tras una ventana cerrada. Donde aún el fuego pareciera que ardiera. Se secó la piel de amante De disidente  De ausente  Seco mi piel una noche de invierno Cuando el verbo amar se bajó al Averno  

PAISAJE… Sueño un paisaje infinito oculto tras las huellas del tiempo. Marca cicatrices la tierra. Cicatrices de manos de hombres. Cicatrices de dolor. Huella insonora de gritos desesperados. ¡Miedos, angustias, sufrimientos!  El paisaje es laso, vasto, interminable. Las lágrimas derramadas fertilizan la tierra con amor. Cada gramo se nutre entre amor y desamor. De las palabras vacías. De las obsesiones tibias. De las viejas pasiones. Somos tierra, paisaje y lágrima. Tierra fértil y a la vez tierra muerta. Reclamante esfera de duales contradicciones. Interminable tierra de dolores. Nuestros paisajes se proyectan interminables, llenos  de colores y sinsabores. Dolor y miedo de tierra quemada, solitaria. Obsesiones marcadas a fuego en la ira de los días. Miedo que se alimenta de la ficticia ambigüedad de la desesperación de las tristes e infantiles despedidas. Somos paisaje. Paisaje y tierra. TIERRA… Tierra enferma de imperfecta felicid...

AZUL… Era leve como el viento dulce del verano… Era la luz disidente. El beso que se da con desconcierto. Tormentas, pasión y desconocimiento… Era amargo sabor en la boca. Sabor a piel rota. Fue el primer beso y la primera lágrima insonora. Fue el camino de la perdición. Timidez y compasión. La primera piedra del camino. Mi primer árbol de sabiduría. La guía de mi destino. Nunca aprendí esa canción. No quise esa decepción. Niña de ojos oscuros, de escondites profundos… Me descabalgué del mundo tras aquel beso que robé en el azul profundo. En aquella mañana de domingo, cuando volaron por mi piel millones de polillas desconcertadas. En la voz callada de las infantes fantasías. En el eterno azul de aquellas tímidas caricias…

ES SILENCIO… El silencio es un ave con alas rotas un rocío congelado. Silencio son árboles sin hojas, una calle de invierno desangelado.  Es los cristales rotos en ojos que no miramos. Son madrugadas rotas en desasosiego. Abrazos que negamos. Es fuego frío como hielo. Silencio son las ventanas abiertas donde se cuela solo el polvo. Libros cerrados con páginas pegadas. Son versos hechos de amapolas negras.  El silencio es el latido efímero de las palabras que no he dicho.  Romper las horas con versos desdibujados. Silencio son los ojos que nunca veré, y las palabras que callaré. Son tus besos en labios que no son los míos. Silencio es querer el cielo y solo tener  los  versos…

EL TIEMPO… El tiempo es un juez mentiroso, desdeñado y avaricioso. Una palabra mal dicha, una solitaria desdicha. Es siembra de lo relativo, encomienda en negativo. El tiempo siempre llega. Nunca espera. Es testigo del desamor. Amigo de la desesperación. Perfecto amante. Es niño displicente. Matiz incompetente. El tiempo son hojas muertas en un desierto vacío. Es arrogante desatino.   Es tener calor cuando hace frío. Tiempo, mi querido enemigo.