Una pardela en MADRID

Vive encerrado el amor en el desasosiego de los tiempos muertos. En los ratos libres que quedan tras la tormenta.  Vive en el desconcierto de una sala de hospital… En la calle fría y dura. Vive borracho de licor barato. En el silencio de un cementerio. Vive el amor en las esperas. En los desesperos animales e incontenidos. En el amanecer de un beso púber. En las prisas sin sentido. Vive en aulas vacías de deseos de aprender. En ventanas abiertas cuando hace frío. Vive en ti, en mí, en los olvidos. En el mar cuando vomita cuerpos perdidos. En las noches frías ausente de ti… Vive mientras madruga el sentido consiente del recuerdo… En la deriva sutil de un beso frío o encerrado en la lágrima caliente del que todo ya ha perdido.  Vive encerrado el amor en el desasosiego de los tiempos muertos. En los ratos libres que quedan tras la tormenta. 

Hay canciones que nunca se oyen… Poemas que no se leen… Amores imposibles. Desamores que duelen. Realidades intangibles. Hay despedidas amargas. Puertas que se cierran… Ventanas que se abren. Vidas irresueltas…y siempre faltan poetas. Melodías desencajadas. Estaciones de tren…sin alma. Viajes a ningún sitio. Verdades con dolor. Derrotas con clamor… Victorias sin honor. Hay poetas músicos… Músicos poetas… Vida es poesía incompleta… Vida desierta de estrellas… Belleza que desespera.  Sueños que ya no vuelan… Memoria agotada. TÚ CUANDO ME ESPERAS…

      Somos magia en manos de un aprendiz. Cérvix inmaculada, impoluta. Atravesados por moléculas de polvo invisible. Minúsculo acumulo de nimiedad. Mágicos, irrepetibles… Belleza, fuego e ira. Soldados que marcan pasos perdidos. Somos retales perdidos en manos de un demiurgo apático. Somos fruta verde que no madura. Piezas de un puzzle incompleto. Minúsculos gramos de hielo en un lago congelado. Ingrávidos como hojas de verano. Vino dulce… Vino amargo… Alimento de leyendas. Soñadores imperfectos. Tiempo perdido entre árboles que flotan en los sueños sin raíz, sin suelo. Estado perfecto e imperfecta materia… Gramos de divinidad insurrecta.  Hijos de un dios menor… Gramos de perfección en un caldo eterno…

DIBUJÉ… Dibujé en mi lápiz las horas muertas. Y el silencio se duerme en la tinta que recorre mi sangre. Tinta roja de agobios. Sangre aún joven.  Sin amo, sin dueños… Brota el pensamiento y va recorriendo tus arterias  aquello que se lleva dentro. Pido perdón por lo que callo… Por lo que no escribo… Por mi sangre helada… Por el sentimiento embarrado… Por la sangre, por la noche vacía… Por mi musa dormida…