En estos días de Noviembre...


Quizás las cosas nunca son como a uno le gusta, quizás la vida es así y no hay vuelta de hoja.
Los últimos días que se han vivido en Madrid han sido duros para cinco familias, la vida les ha castigado duro. Sin aún saber de quién ha sido la culpa se han malogrado los sueños, las ilusiones, los proyectos de cinco niñas, si aún eran niñas, se ha roto la armonía en cinco familias, armonía que nunca se debió de romper. Todos sabemos de lo que estoy hablando y en este caso la culpa no se la achaco toda a la gente joven, como por otra parte pretenden ciertos círculos que se mueven y debaten entre las conveniencias y las creencias. Los hechos son los que son y lamentablemente ya no se pueden cambiar las cosas. El afán recaudatorio de un empresario sin escrúpulos, viejo conocido de otras guerras y otras desgracias en la noche madrileña; caso Alcalá 20, el poco afán de la delegada del gobierno, que solo está preocupada por proteger a los corruptos de siempre a base de porra y manguera, y la dejadez de un Ayuntamiento se han juntado para provocar una desgracia lamentable. Desgracia que se pudo evitar, con un poco de sentido común, desgracia evitable y bajo mi punto de vista previsible, solo hace falta comprobar la ratonera por la que se accede a un recinto como el Madrid Arena. Todos estos factores combinados con los chanchullos, golferías y otras tantas malas gestiones del dinero de todos han acabado por romper en dolor a cinco familias. Pero que nadie se preocupe, nadie pagara por ello, aquí al final está visto que no solo hay que ser santo sino parecerlo y a algunos se les va viendo el plumero y la santidad les rebosa por todos los costados. Vamos que al final quien ha perdido ha sido la gente joven y no nos olvidemos que la gente joven es el futuro de este país y por mucho que algún…, omito el epíteto, se empeñe al final será la gente joven la que levante este país. Pese al político que pese este sería un buen momento para pedir responsabilidades, lamentablemente no será así. La próxima desgracia será evitable pero con esto de la crisis hay algunos que están haciendo el agosto y solo se preocupan del vil metal. Las personas por desgracia parece que cada vez importamos menos.        

Juan Salvador Pérez Hernández.

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