Hojas de otoño
Las hojas de otoño…
No esta vez no es otro de mis poemas. Esta vez me quiero referir a la situación social que padecemos en esta curtida y ajada piel de toro llamada España. Este país que agoniza, que se lamenta y al que solo falta un poco más de agua hirviendo para que estalle de una vez. Este país que hace meses ya está quebrado roto, desdibujado y extraño de sí mismo. Un país lleno de gente honrada, de buena gente, salvo desgraciadas excepciones. Un país que vive en el alambre y al que desde hace mucho tiempo alguno sigue empeñado en exprimir hasta la última gota de su esencia. Un país que vuelve del letargo del verano a la sinfonía de hojas caídas del otoño. Hojas caídas en forma de impuestos, de subidas de servicios básicos, de presión al trabajador. Hojas que caerán y que no volverán al árbol. Un árbol que se está secando por la presión de los mercados, por las especulaciones de unos jardineros que lo han abonado de mala manera como el que abona el árbol del vecino y no le importa que este progrese, es mas solo le importa que se seque. El problema de este árbol ya no solo está en el mal abono del vecino. El problema está en que los propios dueños del árbol, los políticos, no permiten que este crezca. Quieren que esto acabe pero con sus condiciones, condiciones de los bancos, condiciones de los mercados, condiciones pactadas en lugares fríos y faltos de vida como son las comisiones económico-políticas, que se traman en miles de reuniones llenas de jardineros grises y poderosos, solo poderosos de egoísmo, de saña vil y asesina. ¿Como pretenden que nosotros, pequeñas abejas productoras sigamos a su servicio? ¿Es así como quieren salir adelante, mintiendo y especulando? La naturaleza suele ser sabia y si no se cuida suele tomarse venganza. Y estamos a un paso de que el agua rebose el vaso y si esto sucede alguno tendrá que correr como nunca lo ha hecho. No soy yo quien de consejos pero señores políticos, jardineros, o se ponen a trabajar ya en serio y se dejan de recortes y milongas o esto les va a resultar muy difícil de contener. Se avecina muchas caídas de hojas y los arboles sin hojas no dan mucha sombra no se regocijen en su suerte que como las colmenas empiecen a romperse las picaduras pueden ser mortales. Y no se olviden de una cosa del circo de los medios también nos estamos empezando a hartar cuídense de amarillismos y de balones de cualquier tipo (pan y circo mediático-deportivo). Que las abejas se están hartando y no necesitamos ni reyes ni dioses para romper las reglas. Cuídense que el otoño suele ser tiempo de resfriados y pueden pillar una pulmonía.
Juan Salvador Pérez Hernández.
Tan real como la vida misma. Tendríamos que reclamarle al Sr. Presidente del Congreso la hora de reclamaciones, por la lacra política que los votantes hemos metido ahí dentro. E intentarlos ayudar que alguno cobrando 5.100 € al mes, las pasa "canutas" para llegar a fin de mes.
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